Don Pedro Luis Garcerán de Borja era el tercer hijo del duque de Gandía, descendiente del Papa Alejandro VI, hermano de san Francisco de Borja, entonces General de los Jesuitas y también hermano de la abadesa de las Descalzas Reales de Madrid. Era así mismo otras muchas cosas y, además, Gran Maestre de la Orden de Montesa.
En 1.571 detienen en Madrid a varios rufianes que practicaban la sodomía. Entre ellos un tal Martin de Castro. En el proceso que pone en marcha la Inquisición, Martin de Castro hace unas declaraciones muy interesantes. En primer lugar asegura que: «Él no se echaba ni cabalgaba a hombres pobres, sino a señores que le daban muchos dineros». Entre sus más asiduos protectores, además del conde de Ribagorza, menciona a Garcerán de Borja al que llama «mi puta». Textualmente para que no quepan dudas: .«Mi puta es el Maestre de Montesa». Gracias a estos servicios, Martin de Castro afirma que: «Él ganaba más dineros con su carajo que el Inquisidor con su campanilla».
En un momento dado del proceso, los inquisidores preguntan a Castro: «¿De qué modo lo hacía?». Castro responde con mucho desparpajo: «A don Garcerán de Borja lo cabalgaba a cojón retuerto y al conde de Ribagorza a la gatesca y a la cascabelada, por ser más cómodos y placenteros»
Me llama la atención el morbo de los inquisidores al hacer esa pregunta. Pero me resulta mucho más curioso que, cuando Castro contesta: «A cojón retuerto», «a la gatesca», «a la cascabelada», no pidieran más explicaciones.
Viendo que el asunto era tremendamente escandaloso y que saldrían más nombres a la palestra, se dio por zanjado el proceso.
Don Pedro Luis Garcerán de Borja fue castigado con un alejamiento de la Corte, que trascurrió plácidamente en sus posesiones en Valencia. Posteriormente se hizo un cambalache asociado a su perdón. Renunció al Maestrazgo de la Orden de Montesa que pasó a Felipe II, esto suponía que la Orden pasaba a la Monarquía, si bien el cargo de Comendador Mayor se otorgó a un sobrino suyo, don Felipe de Borja. Para compensarle, don Garcerán fue nombrado Gran Administrador de la Orden de Calatrava y, poco más tarde, Virrey de Cataluña.
En el entremés de Cervantes «El alcalde de Daganzo«, varios candidatos exponen sus méritos para lograr el cargo. Uno de ellos, llamado Humillos, alega que su mayor mérito es ser analfabeto ya que al leer se aprenden «quimeras que llevan a los hombres al brasero». Quevedo en el «Poema Heroico de las necedades y locuras de Orlando el enamorado» escribe » … y que pues por hereje contra el cielo. Fue en el brasero chicharrón ,,,»
En Madrid, Martín de Castro y dos compinches fueron al brasero y hechos chicharrón.